Un cierto relojero francés

De nombre Jean Eugéne mejor conocido como: Robert Houdin.

Cierto día, -contaba él- solicitó un tratado de relojería, pues a eso era a lo que hasta ese momento se dedicaba, oficio heredado por su padre. Pero por un error el bibliotecario de Blois no envía el tratado solicitado sino una enciclopedia científica. Vaya, el error se convierte en acierto y en virtud, en vida y fama; en múltiples descubrimientos como el reloj despertador -para mala fortuna de los dormilones., el cuentakilómetros y el interruptor eléctrico. Pero Jean no conforme, fue aún más lejos: Se convirtió en el padre de la magia moderna. Padre de Houdini y abuelo da Copperfiled. No cabe duda, la vida te da sorpresas.


Pero a Robert Houdin hay que agradecerle una cosa más: el que le haya quitado quitado al espectáculo de la magia y la prestidigitación esa informalidad y folclorismo, esa excentricidad oriental. Houdin le dio sencillez y estilo, decoro. Le dio frac negro, elegancia.

Robert Houdin fue un visionario.

Los libros de magia de Robert Houdin son referentes de los mejores magos e ilusionistas del mundo.